Un día mientras esperaba que me atendieran en un local, pude observar como un empleado escuchaba atentamente las preocupaciones que tenía una señora con su familia. Mientras terminaba con el pago la mujer pudo contarle todo su conflicto. El empleado no le perdió la vista ni el oído un minuto….la mujer antes de retirarse, tocándole el brazo le dijo: “gracias, gracias por escucharme, hoy en día es raro encontrar alguien que te escuche”…
 

Cualquiera pensaría que esta mujer no ha contado sus conflictos a nadie, pero la realidad es que las cosas cambian cuando alguien nos regala su entera atención y “nos escucha  verdaderamente, con cuerpo y alma”. Paradójicamente, en la era de la comunicación, la palabra escuchar esta fuera de servicio.

 

Muchos fueron los momentos que quise recurrir a un profesional para contarle por lo que estaba atravesando, mis crisis, mis miedos, mis angustias, mis duelos….y fue en uno de ellos que realmente necesité ayuda, había perdido mi primer embarazo.

 

Habiendo hecho terapia muchos años, sentía que en este caso necesitaba otra cosa. Alguien que quisiera acompañarme en ese momento tan doloroso, que me escuche, que me entienda y que pueda ponerse en mi lugar, solo eso.

 

Y fue un día que sin querer me topé en el ascensor con una vecina, que viéndome muy triste  me dijo, soy Counselor, te gustaría contarme tu problema? No sabía bien de que se trataba, pero me inspiró confianza y contención. Accedí a una consulta esa misma semana. Me sentí realmente apreciada y respetada. Pude contarle todo mi dolor y gradualmente fui superando mi duelo. Recordé entonces las palabras de esa señora…por fin alguien me estaba escuchando realmente, y se enfocaba en eso que me estaba pasando! Era un círculo virtuoso, ella me regalaba su atención, su empatía y su aceptación y yo cada día encontraba más herramientas para sentirme mejor…
 

Fue durante este proceso de exploración y crecimiento que también pude preguntarme a que quería dedicarme realmente, ya que mi anterior carrera no llenaba mi corazón. Y en esas charlas logré darme cuenta que también quería ayudar a otros…o sea, también quería ser Counselor!

 

Hoy ya recibida, con una especialización en desarrollo personal, puedo decir que viví en carne propia las consecuencias que tuvo el counseling en mi vida. Quedé fascinada con su teoría y su enfoque “centrado en la persona”. Para su creador Carl Rogers será siempre el otro, no el terapeuta, quien tenga todas las herramientas para encontrar sus respuestas y producir sus propios cambios. Y siento que esa es mi misión como Counselor: brindarme por completo a otros para que también se sientan acompañados ante cualquier problemática o crisis que estén transitando, y de esta forma poder ayudarlos a desarrollarse como personas íntegras, para que a medida que se vayan conociendo un poco más, puedan aprender a valorarse, aceptarse y confiar más en sí mismos.